Elogiar la pausa

Es verdad, ¡cuánto nos ha enseñado la pandemia en términos de paciencia! ¡Cuánto nos ha enseñado el temporal de nieve! Qué locura vivimos todos los días. Voy corriendo para llegar al trabajo, voy con la lengua fuera para dar de mí todo lo que quiero (o creo que «debo»). Qué vida social con un ritmo tan alocado, tengo que tener un agenda para las actividades del fin de semana… A mí me da mucho que pensar el que ahora proliferen tanto las agendas, planners y demás fauna. He de confesar que a mi me encantan y todos sabéis que tengo y uso varios de ellos pero, ¿por qué nos hacen tanta falta? Porque tenemos tantas cosas que hacer/planificar/pensar/leer, ¡que no nos da la memoria para más!

Os recomiendo que os toméis una pausa. A mí, al menos, no me compensa hacer muchas cosas y vivir con el estrés a flor de piel. Siempre con la cabeza como una olla exprés a punto de explotar con todos los «pendientes» Me sorprende a menudo ver en la consulta personas con un ritmo de vida ¡tan apretado! que es imposible que tengan tiempo para tener un hijo. Estoy segura de que su cuerpo les está mandando señales de que paren. Prácticamente les está gritando. Pero no lo escuchamos tantas veces, muy agobiados/angustiados por hacer-hacer-hacer-hacer.

Piensa si algo importante se te está escapando en todo esto. Párate.

Aprende a mirar. Aprende a esperar.

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