Los 40, esa edad…

Los 40. Lo sé. Lo sé muy bien, esa edad en la que experimentas tantos cambios VITALES. En mayúscula porque es cierto que de alguna forma ves cómo la vida, tu vida, cambia.

  • Tu cuerpo ya no es el que era. Por supuesto No sé si sabes que a partir de los 30 años las mujeres perdemos en torno a un 5% de músculo cada diez años y ¿qué viene a ocupar su lugar? ¡Bingoooooo! la grasa. Por eso, aunque peses lo mismo, tu cuerpo cambia. Y entonces, ¿te encantaría sentirte a gusto con tu cuerpo?
  • Tu vida ya no es la que era. Seguramente notas menos energía, seguramente notas menos paciencia, ¿qué fue de la chica que quedaba para salir a las doce (de la noche, que ahora son de la mañana)? ¿Esa que a las 23h se pintaba, se peinaba y salía llena de energía? Ahora la llegada del viernes te hace más bien pensar en un finde tranquilo, en dormir y en planes para los enanos.
  • Tu matrimonio ha cambiado. No digo que a peor, digo que es distinto, te encuentras con otros retos, con otros momentos, con el desafío de ver crecer a tus hijos, enfrentarte a un adolescente, mirar de frente enfermedades de familiares, cuidar a tus padres…
  • Tus ciclos ya no son lo que eran. Conocías tu regla, tu ciclo, vivías con una cierta regularidad, ¿y ahora? ¿qué me pasa ahora que no entiendo a mi cuerpo? ¿Por qué antes aguantaba lo que me echaran y ahora no me aguanto ni a mí misma los días previos a la menstruación?

Y es que es muy probable que algunos de tus problemas menstruales (y de los otros) se vean acentuados en la década de los 40. El síndrome premenstrual se exacerba, las emociones están más a flor de piel, por no hablar de los antojos de comer dulce los días antes de la regla. Además es muy posible que notes más las migrañas o la hinchazón de abdomen. También que compruebes que tus ciclos se van acortando o que tienes manchados a mitad o final de ciclo.

«Pero no te preocupes. Puedes hacer muchas cosas para mejorar tu vida… a pesar de tus cambios y tus hormonas»

Hoy te voy a dar solamente tres consejos sencillos para navegar con más facilidad durante este tiempo, ¡pero seguiremos hablando!

Preocúpate mucho (mucho) de alimentarte bien

  • Atrás quedó la chica que comía un sandwich de camino a la universidad o que se compraba cualquier porquería a modo de comida (léase un trozo de empanada, un donut o una palmera de chocolate…) Se acabó el tiempo de comer «cualquier cosa».
  • Lo primero que debes eliminar de tu vida es… ¡la pereza para cocinar! Dedica los fines de semana o los ratos menos ocupados a cocinar en avance para tener cosas que comer si tienes prisa (recomiendo mucho tener huevos duros en la nevera listos para comer o llevar, verdura cortada para ensalada en tuppers, arroz blanco… te salvan la vida en un instante). Ten también en cuenta la fruta y pequeñas cantidades de frutos secos (remárquese el «pequeñas»).
  • Las patatas fritas de bolsa, palomitas o donetes no cuentan como comida para llevar. Destiérralos lo máximo de tu vida.
  • Deja de comer cosas que vengan en una caja o que tu bisabuela no reconocería como «comida». No lo es.
  • En la probable situación en que tengas un antojo recuerda el chocolate con un 85% de cacao al menos. Es maravilloso.

Haz deporte

  • Sí, va en serio. Totalmente. Ya sé que antes con ir un día a Educación Física estabas divina y comías bocadillos. Pero ya no tienes 17 años y tus hormonas tampoco.
  • Andar en la cinta del gimnasio no cuenta como deporte. Mirar escaparates, tampoco. Ponte en serio, busca información por internet, aprende lo importantísimo que es para la mujer entrenar la fuerza y saca lo mejor de ti misma. Sin esfuerzo, no hay gloria.
  • Mantente activa lo máximo que puedas. Por si no lo sabes, la silla es muerte. Muévete todo lo que puedas. Tus glúteos no se hicieron para estar apoyados sobre ellos sino para saltar, correr, bailar… ponte en marcha y ¡ponte ya!

Es el momento de hacer caso a tu vida interior

  • ¿Has pensado cómo es tu relación con los demás? ¿Con Dios? Es el momento de ir colocando las cosas en tu vida, aprovecha tu perspectiva y tu experiencia.
  • Cuida la vida interior, el silencio, la oración, saber estar a solas y escuchar.
  • Aprovecha para hacer un «selfie» de tu vida, de tu recorrido, de lo que has hecho y de lo que quieres ser. Y ¡ponte a ello! ¡Es el mejor momento!

Y tú, ¿qué vas a hacer para mejorar en tus 40?

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